lunes, 8 de octubre de 2012

Mediados de octubre... ¿¿ya??

Si parece que no ha pasado el tiempo ¡¡¡y hace casi un mes de las últimas palabras que nos cruzamos!!! Eso sí, he hecho bastantes cositas, ¿y vosotr@s? Pongámonos al día.

Tras deciros algún rinconcito de estas tierras, emprendí un viaje en busca de empleo y diversión hacia la capital, Madrid. Me encanta esa ciudad, no sé muy bien por qué, en mi cabeza hay un puente entre Madrid, Roma y Londres... no me preguntéis, son razones del corazón que la razón no entiende. Pues allí que nos fuimos (grata compañía la que tuve) con la maleta llena de ilusiones, curiosidad y currículums como para empapelar la Carrera de San Jerónimo... y, ¡ay! ¡Cómo me gusta Madrid!

No sé si sois muy fantasiosos o imaginativos, pero una de las habilidades que desarrollan tanto la lectura como el cine, es poder crearte en tu cabeza mundos paralelos y darle un halo mágico a las palabras que escuchas y que con los ojos de la imaginación, casi siempre, mejoran la realidad. La imaginación no entiende de presupuestos, por eso vuela y vuela muy alto.


Y así me he visto envuelta en duelos de capa y espada paseando por la Plaza de la Villa o recorriendo los alrededores de la Calle Huertas; disfruté una barbaridad con una fantástica visita a la Casa Museo de Lope de Vega, sita en la Calle Cervantes (de recordar todo esto me entra el gusanillo de volver) y, con la magnífica explicación dada por la guía; nos encontramos entre las paredes de esta casa todo el espíritu del siglo de oro y del Fénix de las Letras. Sólo os diré que todo empieza en "el huertecillo"... Si tenéis ocasión, visitadla; la entrada, encima, es gratuita, aunque tengáis que pedir cita previa, no tendréis problema, porque es allí mismo.
No es para que os corroa la envidia, pero además, tuvimos la suerte de que ese fin de semana se celebrara la Decor ACCIÓN, promovida por la revista de decoración Nuevo Estilo y los comerciantes del barrio, transformando el barrio en algo mejorado; si cabe la posibilidad.





Y, es que todo Barrio de las Letras de Madrid en sí merece dedicarle tiempo, ya sea de día o de noche, aunque por el día puedes hacerlo sin el acoso de los relaciones públicas de los pubs y tascas aledaños.





De tod@s son conocidos otros rincones, monumentos, grandes espacios y maravillosos lugares "gatos" para esconderse, pero simplemente os diré que a media mañana os podéis tomar una cañita con una croqueta de bacalao en Casa Labra, en la Calle Tetuán, donde hace un tiempito, un joven Pablo Iglesias decidió hacer algunos cambios sociales con unos amiguetes; que si queréis y podéis tomaros un buen cocidito envueltos en historia, os dejéis caer por donde el monarca Alfonso XIII, por la Carrera de San Jerónimo, cerca de Sol, y en el Lhardy seguro que dan buena cuenta de vuestro apetito; pero si el hambre aprieta y el bolsillo ahueca, sin duda cualquiera de las tascas que rodean la Plaza Mayor os dan un buen bocadillo de calamares. Eso sí, el café, con lo que os ahorráis del bocata, tiene que ser en Recoletos, en el mítico café de tertulia Café Gijón. Lo sé, los precios se las traen, pero el café, el servicio y el entorno, bien lo merece. Es el lugar perfecto para recobrar algo de fuerzas, recalcular la ruta y disfrutar comentando lo visto e ilusionarse con lo que está por ser visto. Pediros una palmera de azúcar a mi salud... uuuuh!! Qué riqueza!!



Lo siento, pero no me quedaría tranquila sin deciros, que una visita casi obligada es la del Palacio Real de Madrid... sinceramente, me alegro de haberla visitado, porque está bien valorar de vez en cuando, no todo van a ser Louvres o Buckingham, jeje. Es admirable la arquitectura, las colecciones que guarda y lo bien cuidado que está todo, un mantenimiento costoso debe ser. La Real Farmacia resulta hasta tierna. Los miércoles y jueves hay entrada gratuita, a partir de las 15 h o de las 17 h según la temporada. Al entrar en la Real Armería (sí, allí todo es "Real", aunque no como la vida misma), no pude evitar recordar la película "La bruja novata", de Disney, en la que Ángela Lansbury acoge a unos huérfanos durante la I Guerra Mundial; echadle un ojo y después sabréis por qué.




La foto de al lado ilustra en cierto grado el sentimiento que despierta en mí Madrid: en cuanto te descuidas, mires a donde mires ¡¡encuentras algo digno de ser observado!! Y sé que pensaréis: "Puf, pues ya ves, como en todas las ciudades!"... Pues ya sabéis, ¡a compartirlo!






Me dejo más cosas en el tintero: más rincones madrileños, viajar en coche, un concierto de Bosé, cenas con amig@s, bailes con los ídems y muchas historietas más, pero... eso será para la próxima entrega. 

¡¡¡¡Compartid, compartid... que se acaba!!!!